La formación continua y la capacitación en nuevas habilidades son cada vez más importantes en el mundo actual, en el que los avances tecnológicos y la digitalización están transformando rápidamente los mercados laborales y las necesidades de la sociedad en general.
Según un informe reciente del Foro Económico Mundial, se espera que más del 50 % de la fuerza laboral precise de una actualización en sus habilidades en los próximos años. La educación es un pilar fundamental para abordar esta necesidad y la comunicación desempeña un papel clave en la formación de ciudadanos responsables. En este contexto, la transformación digital y la inteligencia artificial están transformando la educación en todo el mundo, con herramientas de aprendizaje personalizado, plataformas en línea y nuevas metodologías pedagógicas.
Hablamos con Marieta de Jaureguízar, directora de Comunicación y Marca de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, quien destaca la importancia de la formación continua en los profesionales de la Comunicación para que puedan adaptarse a los tiempos cambiantes.
¿Cómo se ha transformado el sector de la comunicación en los últimos años?
En la última década se ha dado una explosión de nuevas aplicaciones, canales y tecnologías que favorecen la comunicación y aumentan las interacciones entre los usuarios. Son nuevas maneras de relacionarse, de consumir información o entretenimiento. La rápida acogida de algunas de ellas por parte del público ha provocado un efecto de deslumbramiento ante ciertas novedades en las que todo el mundo ha querido participar, pero sin un plan muy claro.
Lo que inicialmente eran modas han acabado asentándose y los usuarios han madurado en su uso y participación. Creo que la formación que se debe ofrecer en estos momentos tan volátiles es aquella que nunca pierda de vista que el mensaje es lo fundamental y que las forma en que lo haces es cambiante, así como los canales.
Se debe entender que la esencia de la comunicación es la de transmitir mensajes. Lo positivo de los nuevos canales es que permiten la interacción, la bilateralidad en la comunicación, lo cual ofrece la posibilidad de escuchar, y esto es algo que no existía, la relación directa con el público al que te diriges, por eso es más importante que nunca la estrategia detrás de cada post, de cada contenido, de cada video y una escucha activa adecuada para prevenir posibles crisis.
Bajo su experiencia, ¿cuáles son las nuevas necesidades de formación en el sector de la comunicación?
La formación en la comunicación del siglo XXI debe ser capaz potenciar la escucha y enseñar a establecer relaciones duraderas con aplicaciones de por medio. Está claro que la formación continua es fundamental para todos los profesionales de la comunicación, ya que debemos formarnos permanentemente en los nuevos canales que surgen, conocer cuáles son sus claves, el lenguaje, pero siempre de una manera integral, teniendo en cuenta que los nuevos canales conviven con otros y que hay que prestar mucha atención a que no se desvirtúe tu imagen ni tus mensajes por un deslumbramiento tecnológico. Todos los que llevamos tiempo en la profesión hemos visto como ha ido evolucionando y hemos tenido y tendremos que adaptarnos.
¿Cómo contribuye la universidad – y la formación – al desarrollo de ciudadanos responsables y comprometidos con los valores sociales?
La universidad es fundamentalmente un espacio de reflexión. No solo se ofrece a enseñar conocimientos a sus alumnos, sino que enseña también a pensar, a continuar con esa reflexión milenaria. Además, este hecho tiene que conllevar una transmisión hacia la sociedad.
Precisamente, es esta reflexión la que nos recuerda que esos valores que sustentan la sociedad y la convivencia son los pilares en los que nos debemos apoyar siempre. Por así decirlo, es un faro en el que siempre confiar para llegar a puerto seguro, cuando las aguas se vuelven más bravas o no conozcamos a ciencia cierta la ruta por la que nos estamos moviendo.
En este sentido, creo que es fundamental ofrecer una formación humana en cualquier disciplina, común a todas las enseñanzas, porque precisamente el denominador común de todas las enseñanzas es el ser humano.
En el CEU lo hacemos desde la perspectiva del humanismo. Una visión del hombre apoyada en un crecimiento en virtudes clave, que son los valores en los que se apoya cualquier sociedad.
¿Cómo está impactando la transformación digital en el ámbito educativo? ¿Cómo se está adaptando la universidad a estos cambios?
Con mucha expectación, para nosotros son nuevas posibilidades de mejorar en la experiencia que damos a nuestros alumnos. Además de la inteligencia artificial, existen otras muchas tecnologías como la realidad virtual, la aumentada, tecnologías de enseñanza a distancia sobre la que los docentes investigan y adaptan al aula, etc.
Todas estas novedades son herramientas al servicio de la enseñanza y nosotros no olvidamos que la relación profesor-alumno es insustituible. Al mismo tiempo, nunca perdemos de vista que nuestro modelo docente y los valores de la institución son nuestras señas de identidad.
También es importante la adaptación de las nuevas herramientas que permiten una comunicación que rompe las limitaciones del espacio, por lo que las opciones a la hora de elegir el tipo de educación -presencial, online o mixta- se multiplican, al tiempo que nos permiten trabajar con profesores y alumnos de otras universidades de todo el mundo.
En definitiva, lo que siempre nos preguntamos ante nuevas tecnologías es: ¿cómo podemos poner estas tecnologías al servicio de la persona y no al revés?
En la actualidad, muchos adolescentes usan las redes sociales para informarse y comunicarse. En su opinión, ¿cuál es el papel que deben desempeñar los centros educativos en relación con el uso responsable de las RRSS por parte de los más jóvenes?
Creo que es importante no perder nunca de vista que al otro lado de una aplicación siempre hay una persona, que el trato en redes sociales también es un trato personal. En este sentido, el papel fundamental es el de las familias, que es donde crecen y aprenden las personas. Nosotros podemos reforzar esa educación, el uso de la responsabilidad en los más jóvenes, que sean capaces de responder ante sus acciones, pero no solo en el uso de las redes sociales, sino a todos los niveles en los que se relacionan.
Los centros educativos son, además, espacios de convivencia diaria donde se pueden desarrollar de la mejor manera valores y virtudes necesarios que luego se utilizan en el uso de cualquier herramienta. En este sentido, los centros educativos son un buen lugar en los que ejercitar la empatía, el respeto, la paciencia, la amabilidad… habilidades sociales necesarias para entablar relaciones sanas y respetuosas con cualquier persona. También se debe enseñar el valor intrínseco que tiene cada persona, independientemente de su procedencia, sus diferencias, sus ideas y ahí tenemos que estar 100% alineados los centros educativos y las familias.
¿Qué importancia tiene la colaboración entre la universidad, la industria y otros actores sociales para generar conocimiento y valor añadido para la sociedad?
Trabajar de la mano de la empresa es fundamental para la universidad, porque nos permite conocer cuáles son las necesidades de la sociedad. Por otra parte, el mundo empresarial es el futuro de los estudiantes que formamos, por lo que es importantísimo estar al día de las habilidades y los conocimientos que las empresas demandan de los jóvenes.
En el CEU, además de iniciativas consolidadas, como las oficinas de salidas profesionales y los convenios con multitud de empresas, veíamos la necesidad de dar un paso más. El curso pasado creamos el Consejo Asesor de Empleabilidad, una iniciativa en la que participan los directores de RRHH de una docena de empresas que representan a una decena de sectores del Ibex. En las reuniones que mantenemos trimestralmente se abordan las necesidades de las empresas, las carencias que puede cubrir la universidad y la adaptabilidad óptima de los estudiantes para tener una empleabilidad muy alta.
Otro aspecto clave de la universidad en cuanto a su función social es la del avance de la investigación. A través del conocimiento y la sabiduría de tantos profesores la ciencia sigue avanzando en proyectos que benefician a la sociedad.
La universidad debe ser la materia gris de la sociedad: que analice lo que sucede, que la haga avanzar con sus hallazgos, que aporte savia nueva, jóvenes preparados para incorporarse al mercado laboral, para crear empresas innovadoras, que generen riqueza y bienestar.